LA VIDA DE Pí, PSICOLOGÍA EN EL CINE por [email protected]
Director: Ang Lee, 2012
fotos propiedad del film
Película bellísima, con
una fotografía y música que logran transportar al espectador al escenario de
los hechos, casi dos horas en medio del océano, en compañía de un adolescente y
un tigre de Bengala. Y aún creo que cualquier espectador hubiera querido seguir
allí por más tiempo.
Lección interesante de la
vida, en principio nos transporta a la India, nos impregna de su sabiduría
profunda. Muestra las pautas de educación de una familia culta, que respeta las
opciones espirituales y culturales de los hijos.
Plantea las diferentes
religiones como instrumentos para ir
entretejiendo la espiritualidad, a modo de encaje de bolillos.
Me gusta el tratamiento
que le da la película al arquetipo paterno, lo trata con el respeto, la firmeza
y el cariño que se suele dar en las buenas experiencias,
remarcando en el hijo: la norma, la seguridad, el hacer equilibrado;
experiencia que el hijo valora como muy positiva cuando se va haciendo mayor, a
lo largo de la película.
Se centra en el arquetipo
del Sí mismo, de forma mayoritaria.
El film es una alegoría
de la vida, supone un encontrarse sólo
frente a la brutal fuerza de la naturaleza, de la vida. Supone vivir del modo
más extremo, vivir momentos de tal crisis en el que se destroza todo lo recién
construido por uno mismo.
Es interesante la fuerza
monstruosa del tigre, esa sombra,
que habrá de ocuparse de ella, para tenerla “a raya” noche y día, de tal modo, que
ello llegará a ser lo que le mantiene vivo; lo que le ayuda a crecer.
La película muestra el uso
que el muchacho va haciendo de las diversas religiones (que fue conociendo e
integrando de niño) cuando está en momentos extremos de vida o muerte. Muestra
cómo cada una de las religiones le van sirviendo a modo de herramienta específica
en los diferentes momentos. Desde el principio se plantea
y replantea el papel de las religiones, de la espiritualidad, desarrollándose el
film como una lección magistral
en este tema.
La aportación de
simbología es muy rica a lo largo del film.
Se refugia en la palabra,
para no perderse. Escrita, mientras le queda lápiz, tras meses de naufragio. Oral,
teniendo en el fiero tigre su interlocutor, el cual nunca deja de ser algo
más que un animal fiero “domado”, a
pesar de lo que hubiera deseado chico.
Como apuntaba, la película
nos va mostrando las diferentes crisis de la vida; la dura lucha para
convertirse en persona.
Tras clamar al cielo en la gran desesperación, como
Job. Pasa a trascender; el espectador se da cuenta que el protagonista continua
estando en la aguda crisis, pero que ahora él ya es diferente.
También es interesante
cómo nos insinúa la película los diferentes elementos… Pí agotado, exhausto, lleva meses flotando en
el océano, llega a una isla, allí se repone, se reanima. Pero se da cuenta de que no puede quedarse siempre allí, la
isla se lo engulliría, lo destrozaría… Los hijos sanos se dan cuenta de que si se
quedan siempre con la madre, el arquetipo se los irá tragando, los
anulará… Pí se va alejando de la isla. Con
un pase largo de cámara, se nos muestra una figura humana, parece una mujer,
¿una madre?
…“Supongo
que la vida, al final, no es sino un acto de renuncia…”
También es una película
que muestra el duelo en su característica más desnuda; el no haberse podido
despedir de su familia, que tras meses de duda, comprueba haberla perdido a
toda. Pi se lamenta textualmente, al respecto.
La imaginación activa,
¿por qué no? La herramienta regia de nuestra psique. El protagonista “ha de
revivir”, otra experiencia, otra historia paralela, ésta, la que acaba de contar, no
convence a los peritos del seguro del barco, que lo ven todo tan
extraordinario, tan raro de que pueda ocurrir… tanto una historia como la otra
son totalmente paralelas. Sobre ello, él comenta, que es algo parecido a la
existencia de Dios, depende de por dónde lo mires y si necesitas clamarlo.
Rosario Hernando Martínez
en Barcelona, a 27 de diciembre 2012
CRÍTICA de LaButaca
por José Arce
Visualmente deliciosa, la adaptación cinematográfica de
la novela de Yann Martel a cargo de Ang Lee podría haber alcanzado
mayores méritos visto su trasfondo humano. Con todo, queda como una
fábula plácidamente embriagadora.
Pi (Gautam Belur, Ayush Tandon, Suraj Sharma e Irrfan Khan en las diferentes edades del personaje) tiene una aventura extraordinaria que contar ante la curiosa mirada de un escritor (Rafe Spall). Ang Lee, uno de los directores más sensibles y multitemáticos del cine moderno, adapta “La vida de Pi” (ver tráiler), popular novela de Yann Martel,
aprovechando las virtudes de la tecnología cinematográfica moderna.
Antes de continuar, tenemos que defender la propuesta como una de las
excepciones en las que la herramienta tridimensional se pone al servicio
de la historia, y no al revés. Para esto se creó el dichoso 3D; desde “Avatar” no alucinábamos tanto con una pantalla tan nítida y profunda, y con semejante paleta cromática .
«Supongo que la vida, al final, no es sino un acto de renuncia».
De hecho, el impacto visual de esta fábula es tan grande que en cierto
modo lastra su desarrollo dramático y emocional, porque hasta los
momentos más crudos se perciben de un modo pérfidamente agradable. Canto
telúrico delicioso, experiencia sensorial de inexcusable disfrute en
gran formato, la odisea física, mental y espiritual del muchacho del
título abraza un mesianismo interior que raya incluso en lo ostentoso,
pero consigue evadir la retina del espectador a lo largo de un
desarrollo complicado en su puesta en escena ─buena parte del metraje se
desarrolla en una barca a la deriva─ y que con gran inteligencia acepta
su irrealidad en sentido narrativo.
Entre el drama
íntimo y la invitación a la concordia espiritual ─la coctelera mística
que aquí se propone es difícil de igualar en su amabilidad para con el
creyente de otras disciplinas religiosas─, “La vida de Pi” transita con
placidez para contarnos que no somos más que granos de arena en un
desierto infinito, pero que cada grano, por pequeño que sea, cuenta en
el conjunto. Y de qué manera. En definitiva, se trata de una propuesta
notable, que pujará con fuerza por estatuillas doradas en el plano
técnico ─la integración digital es ciertamente espectacular─, pero que
tal vez podría haber alcanzado planos superiores considerando el
trasfondo humano que la puebla. Aunque eso no la hace menos
recomendable.
Calificación: 7/10
FICHA TECNICAPelícula: La vida de Pi.
Título original: Life of Pi.
Dirección: Ang Lee.
País: USA.
Año: 2012.
Duración: 127 min.
Género: Drama.
Interpretación: Suraj Sharma (Pi Patel),
Irrfan Khan (Pi adulto), Tabu (Gita Patel),
Rafe Spall (escritor), Adil Hussain (padre de Pi),
Gérard Depardieu (Cook).
Guion: David Magee; basado en la novela homónima de Yann Martel.
Producción: David Womark, Gil Netter y Ang Lee.
Música: Mychael Danna.
Fotografía: Claudio Miranda.
Montaje: Tim Squyres.
Diseño de producción: David Gropman.
Distribuidora: Hispano Foxfilm.
Estreno en USA: 21 Noviembre 2012.